No todos los cuerpos extraños son iguales en pediatría.

  1. María Vázquez Sánchez 1
  2. Cristina Genzor Ríos 1
  3. Mónica López Campos 2
  4. Carlos Fernández Lozano 3
  1. 1 Hospital Miguel Servet
    info

    Hospital Miguel Servet

    Zaragoza, España

    ROR https://ror.org/01r13mt55

  2. 2 Centro de Salud Amparo Poch, Zaragoza
  3. 3 Hospital General de la Defensa, Zaragoza
Revista:
Revista Sanitaria de Investigación

ISSN: 2660-7085

Ano de publicación: 2021

Volume: 2

Número: 6

Tipo: Artigo

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Resumo

Las lesiones no intencionales relacionadas con cuerpos extraños (CE) son frecuentes en edad pediátrica. Ante la sospecha de cualquiera de estos episodios, se deberá realizar una correcta anamnesis y una exploración física completa. El manejo se individualiza en cada paciente en función del contexto clínico. Si se sospecha la ingesta de CE, es preciso conocer su forma, tamaño, número y composición, así como la sintomatología provocada y el tiempo transcurrido desde la ingesta. Se recomienda una actitud expectante en caso de pacientes asintomáticos, con CE menores a 1 cm, no afilados, no alargados, no pilas de botón ni imanes. Si por el contrario, el CE no cumple dichas características, se solicitará radiografía de cuello, tórax y abdomen en proyección anteroposterior y lateral, con el objetivo de conocer su localización y/o los posibles signos indirectos de complicaciones. En casos seleccionados será conveniente la realización de endoscopia y raramente se recurrirá a la cirugía. La aspiración de CE suele desencadenar un episodio brusco de atragantamiento, tos intensa y dificultad respiratoria. Puede ir seguido de un periodo asintomático que retrase el diagnóstico y que favorezca infecciones y problemas respiratorios posteriores. La radiografía de tórax no siempre resulta diagnóstica, por lo que la broncoscopia es útil como prueba diagnóstica y terapéutica en los casos de alta sospecha. Es importante la prevención de este tipo de lesiones no intencionales mediante el conocimiento de los factores de riesgo más recurrentes. El pediatra debe saber reconocer estos episodios y actuar en consecuencia, así como fomentar la educación sanitaria de padres y cuidadores.